El 22 de Julio del 2014, un excelente ser humano partió a la presencia del Señor. Miguel Mejía trabajó en el Seminario por 23 años contribuyendo mayormente en el área administrativa y servicios estudiantiles, y en los incios de la institución también con la música. Luego de un período sirviendo en Guatemala, regresó a Costa Rica retirándose en 1999.

En honor al Hno. Miguel, SENDAS comparte la siguiente biografía, recopilando algunas de sus notas personales, con ayuda de su esposa Celia y de su hijo Miguel.

Miguel Mejía nació en el año 1926 en una pequeña comunidad llamada El Zapote, en El Salvador. A sus 6 años, él aceptó al Señor como su Salvador en la Misión Centroamericana. Su pastor era Alfonso Pérez quién resultó ser el hermano mayor de Celia, la dama con la que se casaría más tarde en el año 1949. Su pastor le enseñó muchas cosas, y una lección que aprendió Miguel desde el inicio fue la importancia del diezmo y dar generosamente. Esto marcó a Miguel y lo llevó a ser un dador sobresaliente durante toda su vida.

A los 15 años de edad el padre de Miguel envío a él y a su hermano a San Salvador a estudiar; aquí fue donde aprendió sobre la música. Aunque Miguel no terminó su escolaridad, tenía una buena aptitud en aprender nuevas cosas. Formalmente él estudió como digitador de textos, y también aprendió lo básico de la contabilidad en su trabajo. Miguel no terminó la escuela secundaria porque se dio cuenta que esto lo alejaba más de su Iglesia, tanto así que su deseo de seguir congregándose fue disminuyendo. Por esta razón decidió no continuar sus estudios para estar más cerca de Dios y asistir fielmente a la Iglesia.

Antes de venir a SENDAS, Miguel trabajó en CIDEMA, una compañía que importaba maquinaria. Su primer trabajo fue abrir las cajas de la maquinaria, luego se trasladó al área de ventas, poco después se convirtió en el jefe del Departamento de Maquinaria Industrial y finalmente fue ascendido a ser Gerente de Ventas para esta empresa.

Durante este tiempo, se casó con Celia y tuvieron cuatro hijos: Gloria (quien falleció en el 2003), Omar, Enid y Miguel.

Fue en el año 1964 cuando la familia comenzó a asistir a la Iglesia del Nazareno en El Salvador, y años más tarde al Hno. Miguel lo invitaron participar en el Concilio Consultivo de una nueva institución educativa para la Iglesia del Nazareno en Centroamérica. Muchas personas animaron a Miguel ir a Costa Rica a ayudar con este nuevo Seminario, que se llamó Seminario Nazareno Centroamericano – SNC. Algunos de los líderes misioneros que influyeron fueron Lorenzo y Eunice Bryant, Allan Wilson y Howard Conrad, el primer Presidente del Seminario, que también le animó para ir a Costa Rica a ayudar en la administración.

Esto les tomó dos años, un año para considerarlo y otro año más para planificar, y así la familia Mejía se vino a Costa Rica en el año 1974. Fue un gran sacrificio para la familia ya que habían establecido un hogar y buenos ingresos en El Salvador. Miguel, con sus propias palabras, escribió lo siguiente sobre este gran salto de fe: «no era posible para mí considerar esta idea. Dios que quieres de mí… estos pensamientos me asustan. ¿Qué ha ocurrido con tu cristianismo? ¿No has creído toda tu vida que hay que confiar en Dios? Estos y más pensamientos embargaron todo mi ser y me llegó la convicción de aceptar la oferta de trabajo en el Seminario en Costa Rica”.

A pesar de que fue un shock para Miguel y su familia ir a otro país y vivir con mucho menos recursos, Miguel siguió diezmando. A lo largo de los años, Dios puso en su corazón la necesidad de dar más hasta que se sintió la convicción de dar veinte por ciento de sus ingresos para el Señor, y más tarde, el treinta por ciento.

Miguel tuvo una variedad de responsabilidades en el Seminario entre ellas la contabilidad, administración y las clases de música. Dirigió el coro y enseñaba a los estudiantes los conceptos básicos de la lectura musical. Celia, su esposa, también trabajó en el campus como profesora de gramática, asistente de registro y auxiliar de contabilidad.

Además de servir en el Seminario, los Mejías también sirvieron como misioneros en la Oficina Regional en Guatemala. Miguel fue el Administrador Regional (bajo el liderazgo del Dr. Jerry Porter), y luego de una primer jubilación, regresó a SENDAS en 1995 inivitad por el Dr. Mario Zani, entones Director Regional, para asumir la Vicerrectoría Administrativa –a la edad de 68 años- de donde se retiró definitivamente cuatro años más tarde.

SENDAS se entristece por perder un gran hombre de Dios, pero tiene la satisfacción de saber que Don Miguel está con Jesús, cantando y tocando himnos para adorarlo. Tal vez esté tocando uno de sus favoritos: «Abre mis ojos a la luz».

Miguel escribe estas palabras desde su corazón para Dios, en su testimonio. “Me faltan las palabras para expresar con claridad, todo el gozo que inundó mi corazón por haber obedecido a la voz del Espíritu Santo que siempre ha iluminado mi camino… he caminado por la vida con mi Señor y quiero comunicar a mis muy amados hermanos que Dios es real y sus designios y promesas son fieles y verdaderas. Gracias mi Señor. Te seguiré hasta mi último día”.

SENDAS envía sus condolencias a Celia Mejía, su amada esposa, y a sus tres hijos: Omar en Venezuela; Enid en Alemania; y a Miguel en Costa Rica. Que la paz y el amor de Dios sean con ustedes.